Sinceramente

La sinceridad, una propiedad de las personas muy peligrosa. Puede llevarte a los mejores momentos con alguien o puede destrozar una relación de años.

Es un arte el saber cuando ser completamente sincero con alguien que yo, creo, nunca sabré dominar. Pero este arte te permite llegar de verdad a las personas y conocerlas realmente. Y muchas veces, cuando estás lejos de tu casa o de tu familia, tener a alguien completamente sincero a tu lado te ayuda a sentirte más arropado.

Hoy, he jugado esta carta, sin saber que podía pasar; pero preocupado por no haberla jugado antes con esta persona; cuando descubrí que era lo que realmente necesitábamos los dos. El miedo a la respuesta se ha convertido en alivio; y ese alivio más tarde en felicidad de poder volver a compartir grandes momentos con esa persona.

Sinceramente, lo necesitaba.

Ese dolor de brazo...

Mañana llega uno de los momentos que más he esperado desde que empecé el doctorado, el de mi primera conferencia/charla/clase enteramente en inglés.

Y es que una vez vas entrando en la investigación, ésta se va llenando de primeros grandes momentos que siempre recuerdas; entre ellos, la primera demostración enteramente propia, el primer gran error, la primera charla a los expertos del tema...y después, la de mañana.

Después de preparla concienzudamente me planteo muchas cosas, pero luego me doy cuenta que es una clase más, una de esas que te dejan el brazo rebentado de tanto escribir y que te dejan exhausto pero feliz.

Cada vez que doy una clase más tengo más claro que quiero ser profesor, y cada vez, me siento más agusto allí arriba contando las matemáticas. Me encanta haberlo descubierto ahora, y que además me lo dejen ejercer.

Probablemente será una hora de patadas a la lengua inglesa y algunas matemáticas inentendibles para el 99'99999% de la población mundial, pero para mi será el momento de ver las caras de los expertos a quien lo explique y de sentirme tan feliz como cuando mis alumnos entienden la definición de determinante de una matriz.

Y al acabar... Ese dolor de brazo...que no es dolor, es paz y felicidad.

Impasibilidad

Uno de los sentimientos más difíciles de soportar es la impotencia, no hablo de la impotencia sexual, sino la impotencia antes las malas cosas que pasan. Es un sentimiento que no puedes dejar de lado, porque te reconcome en tu adentro, y que además aparece cuando no logras resolver otros problemas.

Por suerte, nunca suelo sentirlo; pero hace dos días me dieron una noticia que destapó mi sentimiento bien escondido hasta el momento. Una noticia que me hizo descubrir que las cosas no salen solas, que no siempre tendré una flor en el culo en todo lo que haga y que el equilibrio entre las buenas cosas y las malas creo que es inexistente.

Esa noticia provocó un cambio de actitud en mi completo. Esa noticia me hizo luchar más por lo que quiero, por hacerme respetar por lo que hago y por estar orgulloso por hacerlo. Porque no se tiene que impresionar a nadie, no tienes que mostrar que vales; lo
Importante es que lo sienta uno mismo.

PD: Y es que ser a la vez matemático y arrocero debería estar mejor valorado.

Despertarse de repente

Tengo una cualidad, que no se si llamarla virtud o error. La cualidad de no recordar lo que sueño. Muchas veces despierto con una sensación extraña de miedo o felicidad, y tengo imágenes borrosas de ella, pero que nunca consigo conectar.

Ahora mismo, acabo de despertar del primer sueño de la noche... Estaba dormido casi-profundamente y tuve que salir de uno de mis sueños, me gustaría saber por qué.

Los sueños...ahora mismo mi sueño sería vivir aquí en la playa durante todo el año, con este clima, con este mar en calma.

Pero es un sueño. Me siento como cuando una mosca revoloteando alrededor de una comida, hasta que la comida desaparece, y la mosca va perdida, en busca de otra comida en la que posarse. Ahora mismo, estoy perdido; aunque se que el 8 de julio de 2013 volveré a encontrarme en esta tierra; me siento como una mosca en una mierda, la diferencia que mi mierda es un sofá roto que no quiero tirar y que me da la paz y la calma que todo el mundo necesita.

Esta es mi última noche en la playa de este año. Voy a dejar de escribir y a disfrutarla...

El cuadradito final de la demostración

Los matemáticos suelen buscar las demostraciones a sus teorías, se pasan mucho tiempo calentándose la cabeza para comprobar la veracidad de un enunciado. Incluso se llevan grandes chascos cuando descubren un contraejemplo de algo que parecía cuadrar.

Pero uno de los mejores sentimientos, es el de seguridad; aquella que te da el cuadradito del margen derecho cuando se cierra la demostración y quedas convencido de un resultado.

Pero el futuro no se puede demostrar; no puedes escribir lo que harás durante el próximo curso en un papel y escribir ese pequeño cuadradito. Y con esto se van las esperanzas de seguridad. Parece ser que es el precio que hay que pagar a cambio de tener las ganas (incertidumbre, chispa) de descubrir lo que te depara ese futuro.

Pero la falta de seguridad provoca nervios, interés, preocupación; estos signos hacen que te distraigas de tu meta y que tambaleen tus sueños.

Estos días estoy luchando contra estos grandes enemigos. Y hasta esta mañana, después de nadar dos kilómetros, he ido perdiendo. Supongo que será el miedo a no tomar la decisión correcta respecto a lo que me va a deparar este curso...

El placer de dormir escuchando el mar

Una de las cosas que más me gusta en la vida es dormir escuchando las olas del mar (y el olor a arroz cuando está apunto de ser cosechado, pero eso es otro tema).

Son detalles que das por sentado en la vida, que los disfrutas pero no los valoramos suficiente y que normalmente añoramos cuando estamos fuera de casa.

Lo que pasa con estas cosas es que son perecederas con el tiempo. Hubo un verano, allá por mis 17 que crecí mucho como para dormir en una cama usual, y en mi casa había un sofá cama muy grande, que de repente pasó a ser la mejor cama que siempre he tenido, donde dormir a mis anchas. Ahí empecé a ver series, viví pascuas y noches fin de año, hubieron manchas memorables y fue la ubicación de muchas historias memorables.

Gran sofá que anoche se rompió , ahora el descansará en paz, pero yo no.

La ventana de atrás del coche

Recuerdo tal día como hoy de cada verano, incluso donde la memoria casi no llega.

Y es que el día que abandonas la casa de la playa abandonas una parte de ti. Es una parte que se recupera en junio a la vuelta, pero que nunca se logra encontrar durante el curso.

Me he dado cuenta que la felicidad durante el año viene dada cuando me aproximo a encontrarla, cuando me siento libre como en verano; en ese momento me veo reflejado como la luna estaba en el mar hoy, lleno.

Esta sensación la he sentido cuando me aproximaba al coche por el paseo marítimo y veía como ese reflejo recubría todo el mar... Igual que me gustaría que la felicidad me recubriese durante todo el año.

Sigo recordando al Juanmi de pequeño, detrás de un Renault 11, matricula V 1024 BT dejando atrás esa luna y mirando hacia atrás pensando en el delante.

La vida es una sucesión finita de decisiones

La vida es una sucesión finita de decisiones; en algún momento de mi vida leí esa frase.

Y estos días me he dado cuenta que todos podemos luchar o rendirnos frente a las cosas. Pero ese poder lleva una responsabilidad, si luchamos mucho nos agotamos rápido, y si nos rendimos no obtenemos lo que queremos. ¿Cuál es la balanza correcta? ¿Hasta cuánto podemos dar?

Darlo todo es una opción, que pasa factura, que te repercute al final; pero luego piensas, el tiempo de tu vida es finito, así que lo más importante es vivirlo, tanto como puedas, pero sobretodo tanto como quieras.


Últimamente leo a muchos que tienen exámenes en septiembre estudiando a duras penas y en dos días yo también volveré al máximo a las trincheras, así que habrá que dejar atrás el tiempo de verano, donde las decisiones no son tan importantes, y habrá que afrontar que viene un nuevo tiempo de lucha.

Que empiece el juego...